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Más allá de las gallinejas: gastronomía castiza para celebrar San Isidro

Vestirse de chulapo, bailar el chotis o pasar el día en la pradera de San Isidro son costumbres madrileñas el día en que se celebran las fiestas en honor al patrón de su ciudad. Las fiestas de San Isidro son para disfrutar al aire libre, con familia o amigos, de todas las actividades que tienen lugar tanto en la pradera como en la verbena. Y, como en toda buena fiesta, los madrileños acompañan los bailes y festejos con buenas raciones de comida.

Más allá de las gallinejas: gastronomía castiza para celebrar San Isidro

Vestirse de chulapo, bailar el chotis o pasar el día en la pradera de San Isidro son costumbres madrileñas del día en que se celebran las fiestas en honor al patrón de su ciudad. Las fiestas de San Isidro son para disfrutar al aire libre, con familia o amigos, de todas las actividades que tienen lugar tanto en la pradera como en distintos lugares de la ciudad. Y, como en toda buena fiesta, los madrileños acompañan los bailes y festejos con buenas raciones de comida.

Por eso, es el momento perfecto para degustar la gastronomía más tradicional de Madrid, rodeados del ambiente más castizo. Ya sea en un picnic preparado en casa o en las barras que se instalan para estas fiestas, no podemos pasarlas sin probar, al menos, uno de estos suculentos platos.

 

Gallinejas y entresijos

Comida tradicional de la capital española, las gallinejas y entresijos no suelen resultar muy apetecibles a primera vista para quienes vienen de fuera. Sin embargo, son realmente populares entre los madrileños, especialmente en estos días de fiesta, y entre aquellos que se atreven a probarlos.

Hechos de casquería de cordero y gallina, es decir, de tripas e intestinos, estos tradicionales platos se pueden degustar en cucuruchos de papel, como se hacía a mediados del siglo XX, en bocadillo o acompañados de patatas fritas servidas en la misma fuente.

 

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Las gallinejas y entresijos se pueden comer en los bares más castizos de Madrid. | Foto: bigchus/Flickr

 

Dónde comerlos: las gallinejas y entresijos se pueden encontrar durante las fiestas de San Isidro en los puestos callejeros de la pradera y las verbenas, pero también se pueden disfrutar durante el resto del año en los bares más castizos de la capital.
La Freiduría de Gallinejas y Entresijos es uno de los lugares más tradicionales para disfrutar de este plato. Un negocio familiar con casi medio siglo de experiencia, situado cerca de la Glorieta de Embajadores, que ofrece todo tipo de platos de casquería.

 

Un buen cocido madrileño

Plato madrileño por excelencia, el cocido es a Madrid lo que la fabada a Asturias o la paella a Valencia. Aunque se puede disfrutar durante todo el año, qué mejor que celebrar las fiestas más tradicionales de la capital con un buen cocido.

Garbanzos, morcillo, panceta, ternera, pollo, patata, chorizo y verduras forman esta contundente comida servida en tres vuelcos: la sopa, los garbanzos, patatas y verduras y la carne.

Popular sobre todo durante los meses de invierno, por su gran aporte calórico, el cocido madrileño se ha convertido en una seña de identidad de la gastronomía de la ciudad. Por eso, el día de San Isidro se reparte el conocido ‘cocido popular’ en la pradera para todo aquel que tenga ganas de probarlo.

 

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El cocido popular se reparte todos los años en la pradera de San Isidro para celebrar este día. | Foto: Susana Vera/Reuters

 

Dónde comerlo: el día de San Isidro, comerse un plato de cocido madrileño sale gratis. En la pradera se servirá el tradicional cocido popular a la una de la tarde, donde aquellos que tengan la suficiente paciencia para esperar a la comida harán cola para disfrutar de la suculenta comida.

Durante el resto del año, numerosos restaurantes ofrecen un cocido madrileño en sus tres vuelcos y en puchero de barro. Uno de los lugares más conocidos es La Bola. Fundado en 1870 y situado en pleno centro de Madrid, este restaurante sigue manteniendo la tradición familiar a la hora de hacer un cocido, que cuecen durante cuatro horas en pucheros de barro individuales sobre carbón de encina. Además, los clientes más curiosos pueden entrar en la cocina para ver en primera persona su preparación.

Otra buena opción para disfrutar de un buen cocido es Casa Carola, en el barrio Salamanca. Este restaurante se dedica exclusivamente a los cocidos, excepto los fines de semana, y los sirve también de la manera más tradicional.

 

Tortilla de patatas y huevos rotos

Quizás no tan típicos de Madrid, pero sí de lo más común en este día festivo, son las tortillas de patatas y los huevos rotos. El día de San Isidro se pueden ver en la pradera numerosas familias y grupos de amigos sentados en torno a un picnic casero. Y, como no podía ser de otra manera, la reina de esos picnics es la tortilla de patatas.

Respecto a los huevos rotos, los puestos de la pradera y las verbenas los incluyen a menudo en sus copiosos menús. Aunque una comida habitual durante todo el año, los platos de huevos rotos son una imagen típica de estas fiestas madrileñas, donde hay quien prefiere no alejarse de las comidas tradicionales de bares y tabernas y disfrutar de este festivo con una apuesta segura.

 

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La tortilla de patatas es la reina de los picnics en San Isidro. | Foto: Matt Wan/Flickr

 

Dónde comerlos: aunque con estos platos no hay nada como los de una madre, en Madrid hay muchos lugares donde disfrutar de unos buenos huevos rotos. El lugar más típico y conocido es probablemente Casa Lucio, que prepara los huevos rotos más famosos de Madrid. Después de 40 años, sus huevos rotos con jamón siguen haciendo historia.

 

Rosquillas para el toque dulce

Un día de fiesta no sería lo mismo sin su comilona correspondiente, y qué mejor manera de acabarla que con un buen dulce.

Los puestos de la pradera ofrecen durante estos días las rosquillas del santo de la ciudad. Aunque han ido evolucionando y ahora se pueden encontrar numerosas variedades en las pastelerías, las tradicionales son las tontas y las listas. Las tontas, con un ligero sabor a anís, solo están cubiertas por un baño de huevo. Las listas están recubiertas de un baño de azúcar glacé con sabor a limón.

 

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Las rosquillas se venden en los puestos que se instalan durante estas fiestas. | Foto: José Huesca/EFE

 

Junto a estas dos, las rosquillas de Santa Clara y las francesas completan la dulce oferta de estos días de fiesta. Las primeras son simplemente rosquillas tontas con un
merengue blanco y seco que las cubre. Las segundas están cubiertas de almendra picada y azúcar.

Dónde comerlas: los puestos de comida que se instalan en la pradera de San Isidro durante el fin de semana ofrecen todas las variedades de estas dulces rosquillas.

Y para los más golosos, las pastelerías madrileñas las elaboran en tradicionales e innovadoras variedades para que las podamos disfrutar en todas las épocas del año. El Horno San Onofre es una pastelería de toda la vida que las elabora de forma tradicional, pero con un toque gourmet. Las listas, bañadas con un azúcar fondant, y las de Santa Clara, cubiertas de un delicioso jarabe hecho a base de claras de huevo.

 

Barquillos y sus barquilleros

Aunque el postre por excelencia sean las rosquillas, hay otra opción para quienes prefieran algo un poco más ligero. Son los típicos barquillos, unos dulces hechos de oblea en forma de cilindro hueco, tan finos que se deshacen rápidamente en la boca.

También son muy típicos los barquilleros, vestidos con sus trajes de chulapos y sus ruletas a cuestas. Además de barquillos, en esta especie de puestos ambulantes se puede jugar al juego del clavo. Consiste en tirar de la ruleta y, si hay varios participantes, el que obtenga una cifra menor paga todos los barquillos.

 

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Los barquillos son una opción más ligera que las rosquillas para el postre. | Foto: M a n u e l/Flickr

 

Y para acompañar a estos dulces, aún más azúcar. Un chato de vino dulce para brindar con los nuestros es la manera más tradicional de acabar la comida del día de San Isidro.

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