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Prisiones blinda su seguridad para detectar paquetes 'bomba' como el de la cárcel de Zuera

Instituciones Penitenciarias ya deniega paquetes que no lleven adjunta una contraseña secreta, previamente creada por la prisión y la entidad remitente

Prisiones blinda su seguridad para detectar  paquetes ‘bomba’ como el de la cárcel de Zuera

El paquete explosivo que recibió la Embajada de Ucrania en Madrid. | The Objective

Instituciones Penitenciarias ha reforzado la seguridad de su sistema de correo postal en las cárceles para blindarse frente a paquetes ‘bomba’ como el que recibió un funcionario de la prisión de Zuera (Zaragoza) el pasado 25 de enero. La recepción de esta carta por parte del delegado sindical del CSIF, que fue desactivado por los Tedax de la Guardia Civil en el aparcamiento de la citada cárcel, ha creado cierta inquietud en el área dirigida por Ángel Luis Ortiz.

Por esta razón, y pese a que las pesquisas policiales todavía no han concluido, Prisiones ha remitido un escrito a todos los centros en el que detalla cuáles son los pasos a seguir en caso de advertir un sobre sospechoso. En el oficio, fechado el pasado 22 de febrero, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, este departamento recuerda, en el caso de los internos, que «únicamente deben admitirse paquetes que hayan sido depositados directamente en ventanilla por familiares y amigos». Por lo que en ningún caso «se admitirán paquetes dirigidos a través de empresas de transporte o mensajería». 

Una contraseña para funcionarios

Para paquetes dirigidos a personal o áreas del centro penitenciario, Instituciones Penitenciarias no permite la recepción de ninguno que no lleve adjunta una contraseña secreta «que previamente habrá sido consensuada por el destinatario con la entidad remitente». Esta clave, así como otros datos que ayuden a la identificación del sobre, tales como la fecha prevista de recepción, datos del remitente o del destinatario, siempre serán facilitados a la Oficina de Seguridad. Y esta, posteriormente, se los trasladará al departamento de comunicaciones y paquetes. 

De darse algún envío que no cumpla estas condiciones, las cárceles no admitirán ningún sobre. Si se cumplen, no obstante, antes de su apertura también deberán superar una serie de inspecciones: escáneres de rayos X y la raqueta detectora de metales. Una vez llevados a cabo estos dos pasos, se procederá a un registro «manual del contenido del paquete», señala este departamento.  

Aislar el paquete

En los casos en los que se detecte un paquete o carta sospechoso, el jefe de servicios avisará al director de la prisión y el mismo se aislará «en un recipiente homologado», así como la zona de la forma más amplia posible. El objeto, dice el oficio, «no se podrá mover, tocar o perforar». Tampoco se podrán pasar objetos metálicos cerca de él ni emplear emisoras de radio en sus proximidades. 

El mando de la prisión analizará la situación y dará aviso a las fuerzas de seguridad, quienes evaluarán el riesgo y llevarán a cabo la desactivación del artefacto. 

El caso de Zuera

En cuanto a aquella correspondencia sospechosa que puedan recibirse en domicilios particulares de trabajadores del centro penitenciario, Prisiones insiste en que deben «comunicar este hecho de la forma más inmediata posible» a la Policía Nacional o Guardia Civil. Esta fue, precisamente, la directriz que no se cumplió el pasado 25 de enero. El trabajador llevó el paquete a la prisión sin saber que era un explosivo para que las fuerzas de seguridad lo pasasen por el escáner ante sus sospechas.  

El funcionario lo había recibido en la sede del sindicato CSIF en Zaragoza hacía dos semanas, pero no lo había abierto porque le resultaba extraño. Entre otros indicios, el remitente era de Madrid, pero el sello procedía de la capital aragonesa. Aprovechando que tenía una reunión con la directora de la prisión, Carmen Gambaro, el delegado del sindicato decidió trasladar el sobre explosivo en su vehículo hasta la cárcel para que la Guardia Civil lo inspeccionase en el escáner.

Una vez allí, el sistema de seguridad confirmó que contenía cables y otras sustancias sospechosas. Después de trasladarlo con un robot al aparcamiento del centro penitenciario de Zuera, los técnicos de explosivos del Instituto Armado detonaron el paquete. Agentes del Servicio de Información mantienen abierta una investigación para averiguar quién pudo estar detrás de la elaboración del artefacto. 

Desde CSIF Prisiones «valoran positivamente este plan de seguridad», pero recuerdan al Ministerio del Interior su compromiso de otorgarles «la condición de agente de la autoridad». «Grande-Marlaska dice que el asunto sigue avanzando y la fecha está cerca, pero no podemos esperar más, las agresiones son diarias en las prisiones», critica el delegado Sergio García.

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