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El insomnio en perros también está relacionado con el estrés

Millones de personas sufren insomnio en el mundo. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que al menos un 10% de la población española sufre algún trastorno de sueño crónico grave y que entre un 20 y 48% de la población adulta sufrirá, en algún momento de su vida, dificultad para iniciar o mantener el sueño. “Dormir es fundamental para nuestra salud física y mental y este sueño debe ser de calidad y con una duración adecuada”, señala el Dr. Carles Gaig Ventura, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN. Por desgracia, no solo los humanos tenemos problemas para dormir. El insomnio también puede afectar a los perros.

El insomnio en perros también está relacionado con el estrés

El insomnio en perros también está relacionado con el estrés

Millones de personas sufren insomnio en el mundo. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que al menos un 10% de la población española sufre algún trastorno de sueño crónico grave y que entre un 20 y 48% de la población adulta sufrirá, en algún momento de su vida, dificultad para iniciar o mantener el sueño. “Dormir es fundamental para nuestra salud física y mental y este sueño debe ser de calidad y con una duración adecuada”, señala el Dr. Carles Gaig Ventura, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.

Por desgracia, no solo los humanos tenemos problemas para dormir. El insomnio también puede afectar a los perros, aunque no de forma crónica como a nosotros. Lo más llamativo es que las causas son parecidas. Según un estudio realizado en Hungría, que se publicó recientemente en el Proceedings of the Royal Society B, los canes presentan dificultades para conciliar el sueño después de experimentar situaciones estresantes. Tal y como ocurre con las personas, el estrés y las preocupaciones pueden llegar a quitarle el sueño a un perro.

No dormir es tan peligroso como dormir mucho. | Foto: Guilherme Elyseo/Flickr

El estudio

Con el objetivo de averiguar si los patrones de sueño del perro se ven o no afectados por las situaciones experimentadas durante el día, los investigadores del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Psicología de Hungría, liderados por la Dra. Anna Kis, sometieron a un grupo de perros de diferentes razas a experiencias positivas como juegos y caricias y a otro grupo a experiencias negativas como que su humano los ignorara o que un investigador los mirara directamente a los ojos de forma amenazante. A todos les colocaron sensores EEG y después de registrar sus respectivas experiencias, se les permitió ir a un lugar designado a descansar por un período de hasta 3 horas mientras los investigadores monitorizaban sus ondas cerebrales.

Los perros sometidos a experiencias positivas tuvieron 20 minutos más de sueño profundo que los que pasaron por una experiencia negativa, logrando así un mejor descanso. Los que fueron sometidos a experiencias negativas, en cambio, se mostraron más propensos a despertar varias veces y pasaron más tiempo en la fase REM, que es cuando el cerebro está más activo, cuando sueña y cuando capta más información del entorno, por lo que lógicamente el descanso es mínimo. Por supuesto, una mala noche no representa ningún problema, pero si la situación se prolonga puede afectar la capacidad de aprendizaje del animal y hacer que esté un poco más irritable o incluso agresivo.

Otro dato interesante: los perros que tuvieron una mala experiencia antes de irse a dormir conciliaron el sueño en menos tiempo que los otros perros. Parece contradictorio, pero en realidad el efecto es similar al que nos ocurre a los seres humanos. Después de un día complicado, lo único que uno quiere es llegar a casa, acostarse a dormir y desconectar. Mañana será otro día. Según los expertos, lo mismo ocurre con los perros. Después de una experiencia negativa se duermen rápido, sí, pero no descansan. Al menos no también como deberían o como necesitan hacerlo.

En las conclusiones publicadas los investigadores se muestran contundentes y asegura que: “Este resultado proporciona la primera evidencia directa de que los estímulos emocionales afectan la subsiguiente fisiología del sueño en los perros.” Por supuesto, hay que seguir investigando pero la confirmación científica de la influencia que tienen determinadas situaciones en la calidad del descanso del animal sirve de guía a la hora de establecer rutinas saludables que ayuden al perro a conciliar el sueño. Si queremos ayudarlo a descansar lo máximo posible, lo mejor que podemos hacer por él es proporcionarle un estado de calma y serenidad justo antes de la hora de irse a la cama.

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