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Cuándo se pueden comer los alimentos con moho: esto es lo que no debes hacer

Fiarse de que estos puntos verdosos parezcan superficiales es una mala y poco recomendable idea

Cuándo se pueden comer los alimentos con moho: esto es lo que no debes hacer

Un hombre tirando comida a la basura | ©Freepik.

Los alimentos con moho, a pesar de que a veces puedan parecer inocuos, están cargados de riesgos. No, no hablamos del queso azul —del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE—, sino de una realidad que puede ser potencialmente peligrosa para nuestra salud y que acecha de muy diferentes maneras.

Basta un vistazo a la nevera donde pueden estar aconteciendo estas proliferaciones de hongos. Un bote de tomate frito, abierto desde hace varios días, puede lucir un florón azulado de moho. También puede suceder con un trozo de embutido cocido, igualmente azulado. O podría ser un plato de pasta, en un táper mal aislado, el que se delate con esa capa de pelillos azules sobre su superficie.

La tentación y el pecar de ahorradores pueden ser dos elementos muy perjudiciales a la hora de lidiar con los alimentos con moho. Como hongos que son, pensar que simplemente cortando o quitando la parte azulada podemos evitar el problema es un error. Una realidad que a veces nos persigue, creyendo que con un recorte vamos a solucionar la papeleta. Nada más lejos de la certeza, pues estos mohos, que van de colores blancos a negros, pasando por verdes y azules, pueden estar mucho más extendidos de lo que creemos.

Cómo evitar que aparezcan alimentos con moho

La prevención siempre va a ser nuestra mejor amiga. Por este motivo, conviene que no compremos alimentos con moho de antemano. También que seamos precavidos con la compra de productos frescos para no tener que almacenarlos más tiempo de la cuenta.

Además, es conveniente que mantengamos una correcta higiene de la nevera para que las esporas de los hongos no se acumulen allí. Una vez desarrollado el moho, también conviene deshacerse a la mayor brevedad posible de los alimentos que lo tengan, así como prestar atención a sus ‘vecinos’. Los alimentos con moho son fácilmente reproducibles y contaminan con enorme rapidez al resto. Además, si acaban yendo a la basura, recuerda que es mejor taparlos o envolverlos previamente, pues en el cubo de la basura esas esporas pueden seguir expandiéndose.

Por qué debes tirar los alimentos con moho

Aunque creas que el moho en los alimentos es solo superficial, la realidad es que estos hongos van más allá. Difíciles de ver a simple vista, la realidad de los alimentos con moho es que éstos se enraízan a través del micelio. De esta manera, colonizan el alimento en cuestión, nutriéndose de él.

El problema es que estos mohos son potencialmente peligrosos. De hecho, pueden producir micotoxinas, unas sustancias tóxicas que tienen un potencial dañino muy elevado. Entre las realidades que se asocian a las micotoxinas suelen citarse la probabilidad de inducir cánceres, así como provocar alteraciones genéticas. Además, los hongos no necesariamente vienen solos.

Junto a ellos también pueden desarrollar más elementos microscópicos como bacterias, microbios, gérmenes y otros patógenos. Todos estos elementos son imperceptibles al ojo humano, pero pueden provocar distintas enfermedades y patologías. Por este motivo, oler un alimento mohoso para comprobar si está en buen estado por su olor es un gesto a evitar, pues podríamos acabar inhalándolo.

Qué alimentos con moho debes tirar

Un hombre tira alimentos con moho a la basura
Lo más recomendable es tirar aquellos alimentos donde el moho haya hecho aparición. ©Freepik,

Hay una respuesta sencilla: casi todos. La mayor parte de los productos que veas con moho deberían ir irremediablemente a la basura. Entre los más habituales debemos citar los fiambres, así como otro tipo de embutidos o productos de carnicería como beicon, salchichas o pancetas. También debes tirar, si aparece moho, los quesos blandos y tiernos, así como los quesos rallados o en lonchas. Del mismo modo que otros lácteos como los yogures o la mantequilla también deberían ir a la basura.

También deberías tirar todo lo que sean guisos, platos, sobras u otros preparados que tengan humedad y hayan sido colonizados por el moho. Lo mismo que ha de pasar con las frutas y los vegetales que tengan texturas blandas o harinosos. No hace falta ser un especialista en verduras para comprobar a qué nos referimos: plátanos, tomates, manzanas, naranjas, mandarinas, peras… Todo lo que aparezca azul en esta tesitura debe ir a la basura.

Mismo camino que deben seguir los panes y productos hechos con harina, así como mermeladas, compotas, jaleas y salsas —como el kétchup o la mayonesa—. Por último, en el caso de los quesos que se elaboren con hongos como el roquefort o el camembert, debemos distinguir si los hongos que estamos viendo son los naturales del queso o es el moho.

Las tres excepciones

Aunque son pocos, hay ejemplos de productos que se pueden comer tras tener algo de moho. En cualquier caso, apelamos al sentido común y a estas recomendaciones de la OCU para que tengamos claro que es mejor prevenir que curar. No obstante, si estamos ante jamón, cecina o embutidos curados, podríamos quitar la parte afectada y consumir el resto si el producto está entero, no loncheado.

Una realidad similar a la que pasa con quesos añejos o duros. El mejor aliado de los mohos es la humedad. Por eso, quesos añejos como podrían ser el parmesano o el manchego, si desarrollan moho exterior, pueden ser comestibles. En este caso, lo que se debe hacer es cortar la parte afectada y rebanar otro margen de un par de centímetros para prevenir.

Por último, también se podrían consumir las frutas o verduras que tengan carnes firmes como puede ser la zanahoria, el nabo, el apio o el pimiento. En este caso, de nuevo se debe cortar la parte afectada y otro margen de seguridad del mismo par de centímetros por precaución.

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