Semillas de chía: qué son, cómo tomarlas y qué beneficios tienen para nuestra salud

Convertidas en uno de los mantras modernos de la nueva alimentación, las semillas de chía se han ido ganando una merecida fama como producto saludable en nuestro día a día. No obstante, no hablamos de unas novatas. Lejos de nuestra realidad, la vida de las semillas de chía como ingrediente lleva siendo larguísima en Centroamérica y otros países de Hispanoamérica, de donde procede.

Sin embargo, su consumo no se había popularizado hasta las últimas décadas, por medio de la influencia estadounidense. De ahí, tras convertirse en una suerte de superalimento, las semillas de chía han alcanzado una reputación internacional como producto saludable. Un hecho para el que conviene saber principalmente qué son las semillas de chía, cómo se deben tomar y para qué nos pueden venir bien.

Qué son las semillas de chía

Cuando hablamos de semillas de chía nos referimos a las semillas que proceden de la planta Salvia hispanica, originaria del territorio que ocupa hoy México, y que ya utilizaban las civilizaciones precolombinas. No obstante, tras la Conquista de América, la chía perdería protagonismo en detrimento de otros cultivos cerealísticos que llegaron desde Europa.

Lo curioso de la historia de las semillas de chía es que, aunque lleva con nosotros largos años, su domesticación es relativamente reciente. Al contrario que puede pasar con otras frutas o cereales, cuya domesticación se pierde en el origen de los tiempos del hombre del Neolítico, la chía no obedece a esa misma realidad.

Se estima que no sería domesticada hasta ya bien entrado el siglo XVI, habiéndose consumido antes exclusivamente la chía salvaje. Físicamente, las semillas de chía no tienen pérdida, pues se trata de una semilla ovalada de pequeño tamaño (apenas dos milímetros) de colores pardos y grisáceos, aunque también rojizos.

Qué propiedades tienen las semillas de chía

Con ese prisma de superalimento, las semillas de chía han encontrado fama por ser un alimento de alta densidad nutricional, concepto que ya te explicamos en THE OBJECTIVE. En este sentido, las semillas de chía son un portento que tiene unas características nutricionales más que loables.

Si hablamos de macronutrientes, pocos productos pueden igualar su complejidad y registros. Se estima que en 100 gramos de semillas de chía hay 16,5 gramos de proteínas, así como 30,7 gramos de grasa y 42 gramos de carbohidratos. De estos, además, la mayor parte (34 gramos) corresponden a la fibra. Como es lógico, esta densidad nutricional también hace que las semillas de chía sean un producto calórico (alrededor de 490 calorías por cada 100 gramos). No obstante, como la cantidad que se tiende a ingerir es baja, no debemos preocuparnos en exceso. Además de que estas calorías provienen de macronutrientes de mucha calidad. Además, es un producto sin gluten, por lo que los celíacos o los intolerantes al gluten.

Sin embargo, no todo lo que nos interesa en la chía viene en la letra grande de los macronutrientes. Sus méritos van más allá porque tienen más proteínas que otras semillas como la linaza, por ejemplo. Incluso tiene más calcio –unas cinco veces más– que la leche entera y más potasio que los plátanos. Además de mucho más omega-3 que el salmón, cuya cantidad multiplica por siete, según los parámetros del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, USDA por sus siglas en inglés.

Por todos estos motivos, las semillas de chía tienen una literatura médica que avala su ingesta. En ella se cita como una buena aliada de la salud cardiovascular. También del uso que puede tener para mejorar la salud dental y ósea. Además de la capacidad que tiene la fibra como saciante y como elemento regulador de las digestiones.

Cómo se consumen las semillas de chía

Este es el gran quid de la cuestión. Como es lógico, las semillas de chía no se consumen como hacemos con los cereales o con otro tipo de ingredientes. En este caso se agregan en poca cantidad a otros elementos. Motivo por el que no podemos basar nuestra dieta en la chía, sino añadiéndola en más preparaciones.

Lo normal es utilizarlas enteras, espolvoreando una pequeña cantidad sobre ensaladas, sopas, preparaciones como la granola o el porridge, o sobre un yogur. A razón de una cucharadita de café por persona sería suficiente. No obstante, se podrían utilizar en cualquier tipo de receta. Es habitual que las semillas de chía se agreguen a productos húmedos, ofreciendo una consistencia gelatinosa que no tiene apenas sabor, pero sí textura.