Uso el Samsung Galaxy Z Flip4 como teléfono personal y estos son los motivos

Llevamos ya unos cuantos años escuchando hablar de teléfonos plegables, pero lo cierto es que el concepto no termina de cuajar y no son muchos los que vemos por la calle. La desconfianza ante su durabilidad, así como su elevado precio, pueden ser el motivo de tan baja tasa de adopción. Sin embargo, algunas marcas como Samsung están haciendo una gran labor por democratizar el concepto.

El fabricante es el que más ha acercado la idea de teléfono plegable al mercado, ofreciendo cada año modelos más refinados y con precios relativamente asequibles. El primer Z Flip se presentó en 2020 como algo novedoso —a pesar de lo anacrónico del concepto—, pero sinceramente, no me convenció del todo.

Este año se estrenó la última generación y con ella han conseguido un dispositivo que, en mi opinión y tras usarlo varios meses como móvil personal, se acerca mucho a mi idea de teléfono perfecto.

Un teléfono con el que olvidarte del bolso

Como es lógico, lo que más me gusta de este teléfono es su formato. A priori puede parecer incómodo eso de tener que abrirlo y cerrarlo todo el rato, pero lo poco que ocupa lo compensa todo. Esto en el día a día es algo que he notado muchísimo. Por ejemplo, con otros teléfonos siempre me veía obligada a salir con un bolso o una riñonera cuando iba a correr o a sacar a los perros, pero el Z Flip4 plegado ocupa tan poco que lo puedo meter en cualquier bolsillo (hasta el de unas mallas deportivas).

Además, no necesito abrirlo todo el rato ya que la pantalla externa me permite ver las notificaciones; incluso en el caso de las apps de mensajería como WhatsApp, hasta responder. Eso sí, son respuestas limitadas con voz a texto, emojis u opciones predeterminadas.

La durabilidad también es un punto a su favor. El primer modelo de Samsung se arañaba con mirarlo, pero este lo llevo sin funda protectora y a día de hoy, sigue impecable. En general, el Galaxy Z Flip 4 se enfoca menos en la innovación y más en el refinamiento de lo que teníamos hasta ahora. Los bordes son más delgados y planos, lo que también da la sensación de que el dispositivo está mejor acabado. También se abre y se cierra con mucha más facilidad; de hecho se puede hacer sin problema con una sola mano.

En cuanto a la bisagra que une el teléfono, ahora es más delgada y liviana, aunque aún se nota bastante el espacio entre las dos pantallas cuando está plegado. Y hablando de pantalla, el pliegue se nota, muchísimo menos que en otros modelos, pero aún se nota. Lo bueno es que cuando lo usas durante un tiempo, cuando haces cosas normales del día a día como llamar, navegar por internet o hacer fotos, tu mente olvida que está ahí. Eso sí, la experiencia no es tan buena si vas a usarlo para ver películas o series. Yo por lo menos noto mucho la presencia del pliegue, es como el elefante rosa en la habitación.

Es un gran teléfono, pero no es para todo el mundo

Otra mejora que Samsung ha introducido en este modelo son sus cámaras; y la verdad, es de agradecer, sobre todo con las fotos en modo noche. No son las mejores cámaras del mercado ni están a la altura de teléfonos como el iPhone 14 Pro o algún que otro gama alta de Xiaomi, pero son más que suficientes para un usuario medio. Además, las dos lentes están perfectamente integradas, así que no hay ninguna protuberancia y vuelve a ser perfecto para guardarlo en el bolsillo.

En cuanto al rendimiento general, es igual al de cualquier teléfono de gama alta. Rinde a la perfección en todos los escenarios y en todo este tiempo no he notado que se haya degradado para nada el sistema; todo fluye como el primer día. Eso sí, la autonomía no es su punto fuerte. Aunque tiene una batería de mayor tamaño que el modelo anterior, con un uso intensivo llega al día completo con la lengua fuera. Además, aunque tiene carga rápida de 25W, cargarse le lleva aproximadamente una hora y media —así que de carga rápida tiene poco—.

En general, mi experiencia con este teléfono es muy buena y, de hecho, lo uso como móvil personal, pero tengo claro que no es para todo el mundo. Más bien lo veo como un producto para aquellos que pongan el diseño por delante de aspectos como la cámara o la autonomía.

Si estás pensando en comprarlo debes saber que no es un móvil barato (1.049 euros), pero teniendo en cuenta que el primer Galaxy Z Flip salió al mercado por 1,550 euros y que se queda en un rango de precio similar al de otros teléfonos de gama alta, es una opción muy buena a tener en cuenta.