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Vuelven Follett, King y Grisham, los tres tenores de la literatura más comercial

Plaza y Janés publica las nuevas novelas de tres de los más reconocidos autores de ‘best sellers’ de calidad

Vuelven Follett, King y Grisham, los tres tenores de la literatura más comercial

Varios libros. | Pixabay

Que no le engañen. Para ser un buen lector no tiene que sufrir. Puede pasarlo bien. Incluso bastante bien: sí, lo que viene siendo pasar un rato entretenido. El concepto ‘best seller de calidad’ se ha asentado como una bendición en el contexto editorial: sin transigir con pestiños tipo Dan Brown (para entendernos), hay autores que escriben más que decentemente novelas con el sanísimo objetivo de entretener. Sus historias, además, incluye información interesante e historias emocionantes. 

Este otoño, la editorial Plaza y Janés publica en España lo último de los que quizá sean los máximos exponentes mundiales del género: Stephen King, Ken Follet y John Grisham. Cada uno con su estilo, sus fortalezas y debilidades. Los fanáticos de uno considerarán un insulto que se le mencione en compañía de los otros, pero desde el punto de vista editorial todos comparten un rasgo clave: venden millones de ejemplares entre un público muy vasto, mucho más allá de las fronteras culturetas, de gafapastas y eruditos (que también merecen su sitio, ojo, no discriminemos). 

Plaza y Janés es una editorial histórica de nuestro país. Nacida en Barcelona en 1953 del matrimonio entre la Ediciones Clíper de Germán Plaza y el sello del poeta Josep Janés i Olivé, fue creciendo al calor del desarrollismo franquista hasta alcanzar una importante notoriedad que atrajo la mirada del gigante alemán Bertelsmann, que la compró en los años 90, y en 2013 la puso baja la poderosa ala de Penguin Random House, con la que se había fusionado.​

Con el poderío que les concedía trabajar bajo semejante paraguas multinacional, Plaza y Janés se permite distribuir en nuestro país los libros de una multimillonaria cuadra de autores. Aunque también tiene en nómina autores españoles como Julia Navarro, Javier Reverte o José Luis Sampedro, su artillería pesada llega de fuera: además de los tres mencionados, alinea a gente como George R. R. Martin, autor de Juego de tronos, o Isabel Allende.

Stephen King y su detective Holly

Para la temporada que empieza, como decíamos, dispara con lo mejor. Comienza con el rey indiscutible de estos pastos: Stephen King (de acuerdo, quizá no tengamos futuro como bestseller del juego de palabras). El autor estadounidense cumple 76 años el 21 de este mes de septiembre, justo cuando llega a las librerías españolas su Holly, un thriller bien cargado de acción. Pese a haber escrito ya más de 60 libros y tener un un patrimonio neto estimado en unos 500 millones de dólares, King sigue dándole a la tecla. Casado con otra novelista, Tabitha King, sigue viviendo en su Maine natal, tierra de escritores. Todo muy endogámico para quienes muchos consideran algo más que un buen artesano: en Reddit (los que se la liaron a Wall Street con GameSptop, ojo) incluso han montado un hilo para promoverlo al Nobel. 

De Holly nos asegura la editorial (quizá demasiado osada) que «recuerda a joyas como Misery» y que cuenta «con un personaje muy querido por sus fans: Holly Gibney, la detective privada que, por primera vez, protagoniza una novela en solitario». Lo hace contratada por una madre para buscar a su hija desaparecida, misterio conectado con el sótano de la casa forrada de libros de un matrimonio de profesores octogenarios. Prometedor…

Portada de Holly

La crítica respondió a la versión en inglés de la novela con una amplísima mayoría de reseñas muy positivas, algunas realmente entusiastas. Flynn Berry, por ejemplo, la saludaba en The New York Times Book Review como «un thriller lo bastante aterrador como para poner a prueba el temple de sus lectores y endurecerlos», e incluso llegó a definir el estilo como un «procedimiento de alcance dickensiano». Asegura Berry que, «desde las vacunas hasta el motín del Capitolio, Holly aborda los debates contemporáneos más espinosos con alegre temeridad», y que «las apuestas de King dan sus frutos: conocer la culpabilidad de los profesores [desde el principio: no es un spoiler] sólo da más urgencia a la narración, especialmente a medida que la espantosa naturaleza de sus crímenes se hace horriblemente clara».

La (casi) unanimidad la rompe Kirkus, que cree «posible que incluso sus más acérrimos fans encuentren esta historia un poco lenta. También hay problemas en términos de estilo. Gran parte del lenguaje que usa King y las referencias culturales que deja caer chirrían un poco». Lo que a la mayoría se le antoja un brillante órdago experimental, al crítico (son anónimos) de Kirkus le huele a estafa: «El mayor problema es que esta narrativa está enmarcada como un misterio sin ofrecer los placeres de un misterio. El lector sabe quiénes son los malos desde el principio. Puede ser un recurso narrativo eficaz, pero, en este caso, esperar a que la heroína investigadora privada llegue a donde está el lector al comienzo de la historia se hace interminable».

Ken Follett continúa añadiéndole pilares a la Tierra 

Cinco días después de King, llega nada menos que el británico Ken Follett, que según la editorial ha vendido más de 188 millones de ejemplares de sus 36 libros, lo que le ha dado para amasar una fortuna de 55 millones de dólares. Bastante más modesta que la de King, pero Follet tiene dos años menos: sólo 74 años (ánimo Ken). El próximo 26 de septiembre publica, de forma simultánea en todo el mundo, el quinto volumen de la saga que lo encumbró, Los pilares de la Tierra.

Ken Follett

Bajo el sugerente título de La armadura de la luz, la novela sigue los pasos de un grupo de familias en la ciudad de Kingsbridge a finales del siglo XVIII «cuyas vidas van a sufrir un decisivo vuelco por la nueva era de las máquinas, aportando una nueva perspectiva de los cambios sísmicos que sacudieron la Europa del siglo XIX». Poco más nos adelanta la editorial, apenas un detalle curioso para el orgullo patrio: entre los escenarios protoindustriales y napoleónicos aparecen «los campos de batalla españoles de Vitoria y Ciudad Rodrigo».

En esta entrevista para Bookseller, Follet se explaya un poco más y, sobre todo, nos permite comprender un poco mejor la mentalidad de un autor de este género del que hablamos, el best seller de calidad: «No preví en absoluto que esto se convertiría en cinco libros. Si lo hubiera hecho, me habría sentido más intimidado, Los pilares de la tierra ya intimidaba». Pero los fans le hicieron cambiar de opinión: «Hago muchos eventos en librerías y me gusta recibir preguntas del público porque creo que es la mejor parte. En cada evento, alguien se levantaba y decía: ‘Me gustan todos tus libros. ¿Pero cuándo vas a escribir otra como Los pilares de la tierra‘?» Muy lejos del autor de culto que asegura a quien quiera escucharle que solo escribe para sí mismo.

‘La armadura de la luz’, de Ken Follett

Un mes más tarde, el 26 octubre, publica en nuestro país el más joven de los tres tenores. Aunque John Grisham tampoco es un mozalbete. Nacido en el sureño estado de Arkansas en 1955, ha escrito casi una novela por año desde su estreno en 1988. Todas se han convertido en best sellers y ocho han tenido versiones cinematográficas, algunas tan exitosas como La tapadera, con Tom Cruise, o El informe Pelícano, con una deslumbrante Julia Roberts. Además de novelista, Grisham ha sido parlamentario en el Estado de Mississippi y, sobre todo, abogado: el secreto de su éxito, que le ha valido un patrimonio de 400 millones de dólares, está en su especialización en el thriller jurídico.

La novela que lanza ahora Plaza y Janés, Los chicos de Biloxi, cuenta los orígenes de la mafia del sur de Estados Unidos en los años 60. Biloxi, en Mississippi, brilla en el imaginario estadounidense por sus playas, complejos turísticos e industria pesquera, pero también tiene un lado oscuro. Adelantan en la editorial que la ciudad es también «famosa por el crimen y la corrupción: desde el juego, la prostitución y el contrabando, hasta el narcotráfico y los asesinatos a manos de sicarios». Un pequeño grupo controla la actividad criminal y se rumorea que muchos de ellos son miembros de la mafia Dixie. En ese contexto, «dos amigos de la infancia, Keith Rudy y Hugh Malco», toman caminos muy distintos condicionados por sus familias. Uno estudia Derecho y sigue los pasos de su padre, un legendario fiscal; el otro trabaja en los clubes nocturnos del suyo, que prosperó al calor de la mafia. Por supuesto, «las dos familias se dirigen directas hacia un decisivo enfrentamiento».

‘Los chicos de Biloxi’, de John Grishman

Las versión original ha recibido una mayoría de reseñas positivas con algunos matices. El Sunday Times llega a compararla con la trilogía de El Padrino, palabras mayores, y valora el repaso a dos generaciones y varias décadas de la posguerra, el «variado conjunto de personajes» y la «energía irresistible» de la narración. En esa línea, David Pitt dice en Booklist que «las legiones de Grisham lo seguirán a cualquier lugar, pero estarán especialmente emocionadas por encontrarlo esta vez en la cima de su juego»; porque, además del consabido «thriller legal, culminado con un fascinante enfrentamiento en el tribunal», hay mucho más: una «exploración del área gris entre el bien absoluto y el mal absoluto», hasta el punto de dejar una «sensación a Don Winslow», nada menos. 

Puestos a buscar alguna pega, el cascarrabias habitual de Kirkus señala que, «tal vez porque la novela abarca décadas, gran parte del material parece un resumen», y sostiene que «los lectores atentos sospecharán hacia dónde va la trama desde una milla de distancia. Para empezar, es una línea recta, salvo por una enorme sorpresa». Sin embargo, reconoce que «el autor es siempre un narrador atractivo, incluso cuando podría añadir uno o dos giros más», y concluye que «no es un Grisham de época, pero sigue siendo una historia digna».

En definitiva, aunque cada lector concluya de forma diferente acerca de su calidad, la obra de estos tres profesionales consumados siempre responde a un mínimo garantizado. Sus novelas quizá no le cambien la vida ni le susciten una fruición estética sublime. Pero le asegura un buen rato de lectura.

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