THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBARRIA

«¿Pero por qué publicas en una editorial cristiana?»

«La elegí porque quería una editorial especializada en textos universitarios, y porque necesitaba que fuera humanista»

«¿Pero por qué publicas en una editorial cristiana?»

Libro. | Aaron Burden (Unsplash)

Estaba yo en la Feria de Arte Arco en la zona VIP (a la que accedí no porque yo sea VIP sino porque mi hija trabaja en una galería de arte) tomándome un Enate cuando me encontré de casualidad con una amiga (más bien conocida) de Bilbao a la que hacía años que no veía. Esta chica es muchísimo más joven que yo, y ya verán ustedes a lo largo del artículo por qué este detalle es importante.

Me dijo que me seguía por Twitter y que sabía que iba a publicar un libro ahora. Y entonces me preguntó con cara de honda y profunda preocupación: «Pero ¿por qué publicas en una editorial cristiana? ¿Tú sabes que esa editorial es de los jesuitas? ¿Sabes que se hicieron millonarios por vender la Biblia?»

En primer lugar, creo que la editorial no es «de los jesuitas » y desde luego les puedo asegurar que millonarios no son. Lo de que sea una editorial cristiana tampoco lo tengo muy claro. Sí que sé que el fundador era católico. Que su libro estrella y el que más venden sea la Biblia no tiene nada de especial porque la Biblia es el libro más vendido en el mundo. La Biblia ostenta el récord Guinness del libro más vendido y distribuido de la historia: más de 5.000 millones de copias. Así que solo puedo decir que cuando la empresa se fundó, en 1944, y al fundador original se le ocurrió la idea del siglo para mantener la empresa viva durante 80 años, la verdad es que demostró que tuvo una idea genial. ¡80 años de vida tiene la editorial!. Tengo entendido que es la editorial independiente española más longeva de España. Y resulta verdaderamente heroico que en el panorama editorial de España, el país en el que menos se lee de Europa, Descleé haya sobrevivido sin ser absorbida por ningún gran grupo empresarial.

Pero, si tengo que hacer honor a la verdad, cuando elegí esta editorial no sabía nada de que tuviera una sección de teología o de que distribuyera una Biblia. La elegí porque quería una editorial especializada en textos universitarios, y porque necesitaba que fuera humanista, dado que la escritura expresiva se inscribe dentro de la psicología social y de la psicología humanista.

Elegí tres editoriales con las que contactar. Descleé fue la primera que respondió. Y cuando las otras dos finalmente me contactaron, yo ya estaba en conversaciones muy avanzadas con Descleé y no me pareció de buen gusto empezar a hablar con nadie más.

Para aquellos que se están imaginando a una editorial de extrema derecha porque son tan reduccionistas que imaginan que ser cristiano es de extrema derecha les diré que Descleé publica una parte de sus libros en euskera, y que el último libro que compré publicado por esta editorial era una historia de cuatro amigos que se tenían que enfrentar a diferentes problemas en su vida, y uno de esos cuatro amigos era una mujer trans.

También que yo les presenté dos manuscritos: uno el del libro que está en preventa y el otro el de un manual para profesionales que todavía no se ha publicado. Ese segundo manual utiliza como ejemplo casos en los que había realizado yo intervenciones de escritura expresiva en pacientes que acudían regularmente al centro donde dice prácticas. Uno es el de una mujer heterosexual que sufría ataques de pánico, otra el de un chico homosexual que estaba viviendo un duelo por la reciente muerte de su pareja, el tercero el de una chica joven lesbiana que padecía ataques de ira incontrolada, y otro el de un hombre heterosexual adúltero, incapaz de tomar la decisión de dejar su matrimonio.

Pero vamos a lo importante que es que mi… mi conocida (no diré amiga porque en realidad es una conocida) se escandalizara tanto porque yo fuera a publicar en «una editorial cristiana». Esa chica sabrá mucho de arte pero de religión sabe muy poco. 

Cristiano es todo aquel que crea en Cristo y esto incluye a 2.300 millones de personas que a veces no se parecen nada entre sí. Los católicos son más o menos uniformes pero incluso dentro de los católicos hay ramas completamente diferentes (nada tiene que ver el Opus o el Camino Catecumenal con la Teología de la Liberación o los Cristianos de Base). Dentro de los protestantes hay quizá miles de iglesias diferentes, también muy diferentes doctrinalmente entre sí. De los mormones no queda claro si son cristianos o no: ellos dicen que sí, muchas otras personas dicen que no. Lo mismo sucede con los gnósticos.Y luego está la Iglesia ortodoxa, que también se divide en diferentes ramas.

Tan ignorante era esta chica que no sabía que en numerosas iglesias cristianas las mujeres pueden oficiar la misa o que muchísimas iglesias cristianas aceptan la homosexualidad y pueden casar a homosexuales. Otra cosa que me sorprendía de esta chica (repito que es una chica muy joven ) es que le parecía un horror que yo publicara en una editorial cristiana y sin embargo encontrara fantástico que haya mujeres con velo y que siempre haya mantenido que debamos respetar su cultura y su tradición..

De nuevo debo explicar que el Islam, al igual que el cristianismo, no es una religión uniforme. Que ninguna sura del Corán te exige llevar velo (dice que a Dios le gusta que las mujeres se cubran, pero no se lo exige a nadie, por eso Rania de Jordania o las hermanas del rey de Marruecos se presentan siempre sin velo), ni te prohíbe beber alcohol (lo que te prohíbe es emborracharte y sobre todo te prohíbe acudir borracho a la oración). Que hay musulmanes que comen cerdo (los bektasies comen cerdo) y que por supuesto puedes encontrarte a musulmanas con minifalda y bikini (piensa en Bella Hadid sin ir más lejos).

En fin, lo que yo veo es que la mayoría de las personas no tienen ni idea de religión. No ya el mínimo imprescindible como saber distinguir entre católico y cristiano, sino que además albergan ideas completamente distorsionadas sobre lo que es ser religioso, y están siendo manipulados en su ignorancia por partidos que pretenden enfrentar por ejemplo al cristianismo con el Islam cuando en realidad ambas religiones descienden de bases comunes y para cualquiera que se haya leído tanto la Biblia como el Corán (yo misma) resulta evidente que tanto el tronco y los orígenes como las bases doctrinales son muy parecidas.

Desgraciadamente mucha gente entiende por Islam el fundamentalismo radical islámico. Una corriente que en realidad no se basa en el Corán sino en una ley medieval, la Sharia, y que gracias a Dios no es la corriente mayoritaria en el Islam, aunque desgraciadamente es la más visible porque los países que la están difundiendo (los Emiratos, Irán y Arabia Saudí) son grandes potencias millonarias. Potencias en las que millonarios son la élite mientras que la gran mayoría de los ciudadanos son muy pobres y los tienen sometidos precisamente gracias a esa interpretación deformada del Islam, la sharía. 

El mantra más extendido sobre el catolicismo es que los curas son pederastas. Por supuesto que ha habido pederastia en la Iglesia Católica. También hay muchísima pederastia entre los entrenadores de gimnasia rítmica. Son incontables los casos de entrenadores de chicas jóvenes (gimnastas, tenistas, jinetes hípicas,etcétera) que abusaban de chicas pre púberes que estaban a su cargo. En cualquier situación en la que un hombre adulto se pueda quedar a solas con un niño o niña y se establezca una relación en la que el niño o niña dependa de alguna manera de este hombre se puede producir un abuso sexual. Pero en realidad el 90% de los abusos sexuales son intrafamiliares y se dan en el seno de la propia familia. Y no veo a nadie poner el grito en el cielo clamando por la destrucción de la familia (excepto a Samantha Hudson, pero eso es otra historia).

Yo no soy religiosa, pero me gustaría serlo. Fui fervientemente católica durante muchos años y llegado un punto me desvinculé de la Iglesia Católica y deje de creer. Eso me creó un vacío tan hondo y oscuro que me dediqué a leer sobre religión y teología compulsivamente. Porque me resultaba aterrador pensar que estaba sola en el mundo, sin ningún vinculo de pertenencia o atisbo de sentido. Envidio profundamente a las personas que tienen una fe inquebrantable y sin fisuras. Y no porque yo le tenga miedo a la muerte. No le tengo ningún miedo y supongo que le tendría mucho más miedo a la vida eterna. Aguantarme a mí misma con mis neuras y con tradiciones durante toda la eternidad no es algo que me haga particular ilusión.

 A mí lo que me da miedo es la vida. La vida está llena de mazazos, de golpes muy difíciles, de dolor, de incertidumbre, de injusticia, de rabia y de frustración. Y sé que sería mucho más fácil atravesarla si estuviera completamente convencida de que hay una fuerza superior a mí que me ayuda. Desgraciadamente no estoy completa y absolutamente convencida pero lo intento. Intento creer en algo y por eso leo tanto sobre religión y teología. Y por haber leído tanto he llegado a la conclusión de que todas las grandes religiones en realidad se parecen entre sí.

Dios por definición es incognoscible de forma que cada religión crea un cuerpo metafórico para intentar explicarle el hecho divino a los fieles que no podrían entenderlo sin metáforas. Pero, repito, todas las grandes religiones se parecen entre sí.

Tomemos por ejemplo un versículo bíblico central en la doctrina cristiana:’ «Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas» ( Mateo 7:12). Y muy fácilmente encontraremos que esta ley se repite en todas las grandes religiones. En el Corán: «Ninguno de vosotros será verdadero creyente, a menos que desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo». En el Avesta: «Es bueno el que se abstiene de hacer a otros lo que no es bueno para uno». En el confucionismo: «¿Hay alguna máxima que deba uno seguir en la vida? Lo que no deseamos que nos hagan, no lo hagamos a los demás». En el Talmud: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para tu prójimo; esto es toda la ley; lo demás es comentario». Y en el Tao Te Ching: «Sean para ti, como tuyas, las ganancias de tu prójimo y, como tuyas sus pérdidas.’

El código ético europeo para psicólogos reza: «El psicólogo debe respetar las creencias morales y religiosas de sus clientes, no permitiendo que esto sea un obstáculo para cualquier cuestionamiento que pueda ser necesario en el transcurso de su intervención». Pero yo iría más allá. Creo que un buen psicólogo no solo debe respetar las creencias de sus clientes sino que debe utilizarlas para trabajar en favor de su recuperación. Y esto se aplica tanto si tu cliente es cristiano, como budista, como musulmán, como judío.

Cuando yo estaba haciendo prácticas hubo un enorme problema con una chica musulmana que acabó peleadísima por su terapeuta. Su terapeuta tenía unas concepciones absolutamente trasnochadas sobre el Islam, de forma que cuando le llegó una chica en vaqueros y con la melena suelta no entendió que podía ofenderla diciendo ciertas cosas, ni tampoco entendió por qué la chica se obstinaba en permanecer virgen cuando tenía veintidós años. O por qué volver de vacaciones al pueblo de sus padres le creaba tanta angustia. No ni era frígida ni había sufrido un abuso sexual en la infancia. Si le angustiaba regresar a su pueblo no era porque le hubiera sucedido algo horrible allí en la infancia, como el terapeuta creía, sino porque cada vez que llegaba al pueblo de sus padres empezaban a buscarle un marido, ya que provenía de un pueblo pequeño en Marruecos en el que una mujer de 22 años soltera ya empieza a parecer que tiene un problema.

El caso del hombre adulto que mencionaba anteriormente es un caso en el que realicé una intervención con estructura expresiva y en el que ayudó que ambos viniéramos del mismo contexto religioso. Un terapeuta no formado en catolicismo no podía entender por qué para ese hombre suponía un trauma tan grande divorciarse o por qué arrastraba ese inmenso sentimiento de culpa. Él era católico, católico de verdad, no de ésos que van a misa para figurar, sino de los que creen fervientemente. Y el haberse enamorado de otra mujer le había desmoronado por completo su vida.

Desgraciadamente desde el poder político se nos enfrenta entre nosotros y se fomenta la crispación y a la polarización de forma constante. Y eso sólo beneficia a los poderes políticos, y no a un grupo de ciudadanos que tienen que convivir necesariamente, y a los que la crispación y la polarización no nos reporta un euro. Y muy al contrario, nos está empobreciendo a todos. 

La obsesión por asociar el cristianismo la pederastia o el Islam al maltrato de la mujer es extremadamente reduccionista. Y Dios (sea quien sea Dios, porque Dios para cada persona es algo diferente) no predica el odio en ninguna de las grandes religiones. (Algún lector me dirá que lo predica en el Islam, pero no: el Islam es una religión de paz, es la sharia la que promulga el odio porque la sharía es una ley basada en el odio, creada para poder dividir a la población y así sostener a las élites). 

Si elegí a la editorial Descleé, lo he dicho antes, fue precisamente por su perspectiva humanista. Entre los muchos principios de la psicología humanista(y no voy a explicarlos todos porque dan para un libro) hay dos fundamentales: el principio del reconocimiento del otro y el principio de respeto por la diversidad de opiniones, pluralidad de ideas y diferencias individuales.

El primero, el principio del reconocimiento del otro, se basa en una verdad obvia y de perogrullo pero que muchas veces no queremos ver. Los ciudadanos constituimos una red de personas interrelacionadas social, afectiva y comunicacionalmente y toda ciudadanía sana no pervive si se basa en el enfrentamiento. Pero a nivel personal, como individuos, también vivimos en familias y en comunidades y es indispensable que comprendamos que el otro también está ahí con sus virtudes y defectos, aciertos y desaciertos, sus acuerdos y desacuerdos, y con sus propias verdades que a veces no coinciden por las nuestras. Es esencial el reconocimiento de la otra persona como interlocutor válido para nuestro propia existencia.

El Principio de respeto por la diversidad de opiniones, pluralidad de ideas y diferencias individuales sostienequetodos somos iguales y a la vez todos somos diferentes.Y por lo tanto lo lógico es que exista una diversidad de criterios, opiniones e ideas en una sociedad sana. Una sociedad sana se basa en el respeto y en la no imposición, obviamente siempre dentro de unos acuerdos básicos para establecer la convivencia. Despreciar y odiar a otros simplemente porque su idea de Dios no coincide con la tuya finalmente es nefasto para ti mismo, porque destrozará las posibilidades de que la sociedad en la que vives crezca y prospere, y por lo tanto de que tú y tus hijos crezcáis y prosperéis.

Desgraciadamente, repito, estamos muy manipulados por intereses más grandes que nosotros. Élites a los que les conviene tenernos constantemente enfrentados, ya sea desde la adscripción a un grupo político o a otro, desde la religión o desde la adhesión como socio a un club de fútbol o al rival.

Después de todo esto creo que solo me queda decir que el libro que se va a publicar en Descleé está en preventa… Que la preventa es importantísima porque al tratarse, como digo, de una editorial muy pequeña e independiente es muy complicado llegar a grandes librerías. Y que mi libro supone la introducción en España de la terapia de escritura expresiva, de la que creo que hablaré mañana, porque este artículo ya me está quedando demasiado largo. 

Y sí, que no tengo ningún problema en publicar en una editorial que también publica la Biblia. Ni tendría el menor problema en publicar una editorial que también publicara el Corán. Porque creo que si todos nosotros practicáramos un poco más de tolerancia y respeto y enseñáramos a los demás a practicarlo la vida en comunidad sería mucho más fácil, pero también nuestra vida individual.

La preventa acaba mañana a las doce de la noche ya lo he dicho. ¡Mañana se acaba la preventa! (emoción intriga y dolor de barriga). Y, como les he dicho, de la preventa depende que el libro tenga una vida en librerías. Así que si solo me queda pedirles, si son ustedes creyentes, que recen una oración por mí para que la preventa salga bien.

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