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La Fiscalía pide cuatro años y medio de cárcel para un saharaui por adoctrinar terroristas

El Ministerio Público también pide que se cierren los perfiles de sus redes sociales, donde emitía mensajes y vídeos «de carácter radical» que él mismo elaboraba

La Fiscalía pide cuatro años y medio de cárcel para un saharaui por adoctrinar terroristas

Un combatiente sirio ante un mural del Estado Islámico. | Unit Bektas (Reuters)

«Obtener el martirio es la gloria concedida por el Glorioso». La frase apareció en una stories que compartió en Facebook en marzo del año pasado el saharaui Monni Ahmed Merhba, que este martes será juzgado en la Audiencia Nacional acusado de adoctrinamiento terrorista. La Fiscalía solicita cuatro años y medio de prisión y que se cierren de forma definitiva los perfiles de sus redes sociales, desde las que ejercía su influencia sobre cientos de personas a través de mensajes y vídeos que él mismo elaboraba.

El escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, sostiene que, hasta el momento de su detención, en marzo del año pasado, el acusado no solo reprodujo un importante material que alentaban a la violencia, también mantuvo contacto con yihadistas que afirmaban residir en zonas de conflicto a través Facebook. Intercambiaron audios y vídeos de diversos líderes del Estado Islámico.

Merhba afirmaba ante ellos que era integrante de la organización terrorista Estado Islámico en el Gran Sáhara, alardeando de haber mantenido en el pasado vínculos con su antiguo líder, Abu Walid Al Saharaoui, también saharaui y abatido por las fuerzas armadas francesas en agosto de 2021 en el Sahel. Como compartían lugar de origen, el acusado afirmó que había intentado unirse al grupo en dos ocasiones.

«Amo al Estado Islámico»

«Me he enterado que pertenezco a la Yamara (grupo) y me han puesto una cruz en todo cuando estuve en Huelva», afirma Merhba a un colega por WhatsApp. A través de Facebook explica a otras dos personas que un tercero «conoce mi doctrina muy bien, es mi amigo y de la misma familia y conocidos, y sabe que amo al Estado Islámico». Esta identificación pública con la organización terrorista en favor de la yihad armada era una constante en las conversaciones, esgrime el escrito de la Fiscalía.

El acusado mantuvo conversaciones con diferentes sujetos en los que exteriorizaba su adhesión ideológica a Daesh, sus vínculos con ISIS y el culto a su anterior líder, Abu Walid Al Saharaoui. Además, mostraba su odio a España, a la que se refiere como tierra del kufr, esto es, que se niega a aceptar la autoridad de Alá.

«No me veo viviendo en este país. Dios me reserva otro destino, quizás en Alemania, en el campamento (de refugiados de Tinduf, en Argelia), en Kaihedi, en Mali, en Senegal, en Turquía, en Siria, en Iraq, en Yemen, en Chechenia, en Rusia, pero aquí no, con esta gente (los españoles) es imposible», relató Merhba a sus interlocutores. Entre ellos, Yacine Elbar, que fue detenido el mismo día que él en Suiza, donde hacía escala en su regreso a Europa, tras haber combatido en Siria con el Estado Islámico.

En las semanas anteriores a su detención, el acusado realizó publicaciones diarias de cánticos llamando a la yihad y al martirio. Los vídeos los elaboraba él mismo a través de diferentes aplicaciones móviles. Consistían en la edición de imágenes propias o de terroristas de alto rango con diferentes textos alabando su acción o haciendo llamamientos a la lucha armada. «Gracias a Alá por habernos preferido de entre mucha gente para ser de la doctrina de la gente de la verdad, del Estado Islámico».

Imágenes de carácter radical

La mayoría de los vídeos que producía los compartía en redes sociales o a través de WhatsApp. En uno incluía un cántico yihadista y prometía el paraíso a los combatientes que levantaran las armas. En otro, el acusado aparecía sosteniendo un fusil AK-47 y destacaba que «en tierra de guerra, tierra de ganancia y comercio, saliste sacando el filo de la espada en la cara de un enemigo».

Los investigadores sostienen que Merhba administraba, al menos, dos grupos de Facebook en los que difundía «textos e imágenes de carácter radical». También distribuía material por teléfono, donde participaban personas de distintos países: España, Argelia, Alemania, Turquía, Siria y Jordania, entre otros. La actividad del grupo comenzó en agosto de 2019 y se prolongó hasta la detención del acusado en marzo del año pasado.

Merhba está acusado de un delito de autoadoctrinamiento y de adoctrinamiento de terceros previsto en el artículo 575.2 del Código Penal, que castiga con una pena de prisión de dos a cinco años a quien «reciba adoctrinamiento o adiestramiento militar o de combate, o en técnicas de desarrollo de armas químicas o biológicas, de elaboración o preparación de sustancias o aparatos explosivos, inflamables, incendiarios o asfixiantes, o específicamente destinados a facilitar la comisión de alguna de tales infracciones».

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