¿Eres catastrofista? Estas son las razones que explican tu pesimismo vital

Caer en lo peor y tomarse a la tremenda todo lo que ocurra puede ser una actitud de vida. Ser catastrofista o caer a menudo en el catastrofismo tiene que ver con una realidad aumentada donde siempre creemos que estamos peor de lo que en realidad estamos. Exagerar nuestra situación o multiplicar nuestras dificultades puede, como suele suceder, tener que ver con una razón psicológica.

La cuestión es que el catastrofismo se produce cuando las personas no se dan cuenta de lo que están siendo. Es decir, no hay una razón real que esté justificando la situación. Eso no quiere decir que no haya situaciones reales en las que, por ejemplo, nos pongamos en lo peor. Sin embargo, podríamos pensar que es una cierta hipocondría en la que siempre nos ponemos en el peor caso posible.

También cuando creemos que una decisión que puede ser más o menos relevante acabe condicionando nuestra vida en grado extremo. Es decir, rechazar un trabajo o suspender un examen no tiene por qué significa el fin de nuestra vida ni la barrera que nos impida prospera.

Por desgracia, la gente catastrofista no lo es por elección, sino que no conscientes de lo que sucede. El problema está en que no tienen control sobre sus preocupaciones y, por tanto, desconocen el impacto que puede tener en su salud.

Ser catastrofista: una relación directa con la salud mental

La mala noticia para explicar por qué eres un catastrofista es que realmente se desconoce por qué esto sucede. Aunque hay investigaciones que vinculan el catastrofismo con el dolor crónico, la realidad es que la conexión no está tan clara. Aun así, percibieron ciertas alteraciones en el tálamo y en el córtex prefrontal que lo relacionan.

También con un cierto registro de emociones, vinculadas al dolor, que se producen en una actividad multiplicada en las regiones donde se siente el dolor. No obstante, hay otros elementos que se asocian a la salud mental que también podrían explicar parte del ser catastrofista.

A pesar de ser una preocupación recurrente de los psiquiatras desde hace décadas, la realidad es que se repiten ciertos patrones. Se suele citar la rumiación, la magnificación y la impotencia como los tres factores claves de esta realidad que, en función del paciente, es más o menos intensa. Factores que, por ejemplo, suelen pasar desapercibidos en fenómenos como la depresión enmascarada, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

Lo cierto es que hay revisiones científicas que avalan que el catastrofista siempre informa de más pensamientos negativos. Dolor y angustia emocional se multiplican así en personas catastrofistas. Una síntesis que además se examinó y comprobó la relación directa entre el catastrofista y la salud mental. De esta manera, los estudios aportan correlaciones moderadas entre ser catastrofista y la depresión, la distimia, la ansiedad, la afectividad negativa o el miedo al dolor.

Las causas del catastrofismo

Aunque la justificación del catastrofismo no sea tan evidente, el problema viene también por ver qué se origina primero. De esta manera, hay una percepción somática que ciertos estudios han relacionado. Para ello muestran que hay conexiones entre la catastrofización del dolor y las áreas del cerebro que se vinculan a la percepción del dolor.

De esta manera, pacientes con dolor crónico y la prevalencia de este comportamiento catastrofista relacionado con el dolor es mayor. El hallazgo sugiere que hay alteraciones estructurales en el cerebro, así como en sus mecanismos, que se verán afectados por una experiencia constante y estable al dolor.

Como también puede ser plausible, la tendencia al catastrofismo es concomitante a ciertas patologías de salud mental. Hay conexiones, probadas por ciertos estudios, que indican que la fatiga aumenta el catastrofismo. Algo que también encuentra un vínculo en ciertos trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.

Lo cierto es que diversos estudios han probado que la ansiedad y los desórdenes depresivos también se vinculan al hecho de ser catastrofista. Razón por la que controlar la ansiedad o la propia depresión podría reducir este fatalismo. Lo cierto es que estos sentimientos desesperanzados acaban repercutiendo en la depresión, convirtiéndolo en un círculo vicioso.