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El archivo del buitre

Cuando la presencia de una asesina en las listas costó 10.000 euros a Rafa Mayoral

En no pocas ocasiones los escándalos de integrantes en las listas han forzado a los partidos a tomar decisiones al respecto

Los siete asesinos que hay en las listas de EH Bildu renuncian, dicen que no tomarán posesión como ediles si son electos. Si Pedro Sánchez y el PSOE hubieran pedido públicamente su retirada, ahora podrían ponerse la medalla, pero los reflejos no han sido su fuerte en este asunto.

En un comunicado un tanto cursi publicado en Naiz, la web vinculada a Gara, los siete terroristas (El País los llama «exactivistas») dicen que no quieren perjudicar al partido y que están siendo utilizados por rivales políticos. Culpar a rivales es un tanto extraño teniendo en cuenta que no fueron los rivales quienes propusieron las listas de Bildu y tampoco los que aceptaron formar parte de ella. Y si ni los ‘candidatos’ ni el partido previeron las reacciones que podía causar en las listas eso el problema que tiene EH Bildu merecería otra catalogación. 

Otras polémicas por las listas

En unas elecciones donde hay tantos candidatos como son las municipales es inevitable que algún candidato se vea envuelto en alguna controversia. Sólo que, al contrario que EH Bildu, los partidos habitualmente quieren apartar a aquel candidato que tenga algún aspecto cuestionable en su historial, aunque sea por elementos del pasado. Más Madrid retiró a uno de sus candidatos por un pasado falangista y el PP retiró a otro de los suyos por un pasado abertzale.

La número 3 de Vox en Parla ha tenido que renunciar por ser detenida en una investigación de narcotráfico. Paralelamente en Cataluña dos miembros del PP renunciaron de listas locales tras ser identificados como los participantes en el altercado tras el partido de fútbol entre el Barça y el Espanyol. 

Quién no renunció fue la más polémica de las candidatas a alcaldías de capitales de provincia de Podemos del año 2019. Se trataba de la candidata a la alcaldía de Ávila, Pilar Baeza, condenada por el asesinato del que fuera su pareja Manuel López, crimen por el que ya había sido condenada y por el que ya había cumplido su condena. Como suele ocurrir en los partidos que no son Bildu, llevar a una persona condenada por asesinato no es lo más normal, y Echenique, que por aquel entonces era secretario de organización de Podemos, fue el encargado de darlas a su manera, que era culpando a la víctima, el Manuel López.

El problema de aquellas palabras de Echenique es que sus fuentes para acusar de crímenes a López debían ser las mismas que las de Ana Pardo de Vera, porque Manuel López nunca había sido condenado, pero aquel hombre tenía una familia dispuesta a recordárselo por la vía de los tribunales. El juicio no fue sólo a Echenique sino también a otros dirigentes de Podemos que tras sus declaraciones tuitearon la misma idea. En este caso, fue Rafa Mayoral quien tuiteó que Manuel López había sido un violador.  Y lo que son las cosas, el Tribunal Supremo sentenció que podía perdonarse la imprecisión de Echenique de llamar violador a quien no había sido condenado por tal cosa porque había sido durante una declaración oral donde los lapsus son normales, pero que ese lapsus no era atribuible a los que tuitearon, porque era por escrito. En conclusión: Pablo Echenique absuelto mientras que Rafa Mayoral tuvo que indemnizar a la familia Manuel López con 10.000 euros. Este episodio dejó demostrado que es más caro ser bocazas en Twitter que ante los micrófonos. Poco después de aquel pleito, Echenique borró todo su historial de Twitter. Alguna se preguntará por qué. 

Caídas en las listas

Las caídas en las listas han sido una constante en todos los comicios tanto municipales como europeos. Sin salir de EH Bildu su candidato previsto para las pasadas elecciones europeas del año 2019 debía haber sido el periodista Josu Juaristi, el que fue director del periódico Gara durante siete años, pero cuya carrera política acabó de un plumazo cuando su propia organización le acusó de malos tratos a su pareja.

En esos mismos comicios europeos de 2019 quien iba a ser el cabeza de lista de Unidas Podemos, y había ganado las primarias para ello, Pablo Bustinduy. Dimitió por sorpresa. Lo presentó como una decisión personal, pero era imposible no desligarlo de la crisis entre el errejonismo y el pablismo que marcó en gran medida aquellos comicios. 

Y en esa misma lista europea el PP, en su primer listado aún incluía como candidato a eurodiputado a Ángel Garrido, al que tuvo que retirar en la actualización ante su salto a Ciudadanos, que, a la larga, vistos la evolución de los hechos, podría parecer un salto al vacío. Si Garrido no hubiera dado ese paso aún seguiría cobrando de Estrasburgo en lugar de estar en su casa, pero gracias a hacerlo, pudo vengarse de Pablo Casado y le queda el consuelo de que la carrera política de este no ha durado más que la suya. 

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