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Una década de Moreno al frente del PP andaluz: del teatro casi vacío al paseo triunfal

El presidente de la Junta se presentó en febrero de 2015 a los ciudadanos, con ilusión y afán por darse a conocer

Una década de Moreno al frente del PP andaluz: del teatro casi vacío al paseo triunfal

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno | Francisco J. Olmo (Europa Press)

El presidente andaluz, Juanma Moreno, cumple mañana viernes una década al frente del PP en la comunidad, un largo periplo en el que ha pasado de sufrir los sinsabores de un partido en depresión a degustar el éxito histórico de la victoria, de encontrarse frente a un teatro casi vacío a su paseo triunfal ya desde San Telmo.

Sirvan tres momentos de sus tres campañas autonómicas para trazar el recorrido de un candidato que llegó como un desconocido al tablero político andaluz y que ha terminado como uno de los dos barones de referencia de su partido, con una mayoría absoluta en Andalucía.

En febrero de 2015, un joven y desconocido Juanma Moreno se afanaba por presentarse con ilusión a los ciudadanos: «Soy nuevo y vengo a cambiar las cosas», repetía. Tres años y medio más tarde, luchando ya casi en minoría ante las sombras externas del ‘sorpasso’ de Ciudadanos y las sombras internas del relevo desde Madrid, se encontraba en una fría tarde-noche de noviembre de 2018 ante un auditorio casi vacío en Alcalá la Real (Jaén), apenas con unas decenas de fieles.

El 15 de junio de 2022, después de tres años y medio como presidente, el baño de masas en el desfile de la Tarasca de Granada fue tal que Moreno casi no podía avanzar entre la multitud que le paraba por las calles del centro. Allí empezó a sobrevolar que la «mayoría suficiente» de la que hablaba podía ser absoluta.

 El reto cumplido de Rajoy

Juanma Moreno fue elegido presidente del PP de Andalucía el 1 de marzo de 2014 tras su designación, sorpresiva para muchos, por parte de Mariano Rajoy, quien en ese primer congreso ya le puso los deberes: «Tú lo has querido», «el reto es San Telmo» y «unir» al partido, que venía de librar una disputa de Soraya Sáenz de Santamaría (y Javier Arenas) con María Dolores de Cospedal por esta elección.

Aquellas palabras de Rajoy sonaron entonces como un «brindis al sol» en un partido que estaba en crisis, que se lamía las heridas de una oportunidad histórica perdida por la victoria insuficiente de Arenas y que venía del liderazgo interino de Juan Ignacio Zoido.

El proyecto de un joven Juan Manuel Moreno -todavía no se había lanzado su ‘marca’ Juanma Moreno- era a medio plazo. Sin embargo, menos de un año después se tuvo que enfrentar a sus primeras elecciones autonómicas, con un grado de conocimiento bajo, ante una Susana Díaz que acababa de romper con IU y progresaba a nivel regional y nacional.

El resultado fue duro, ya que obtuvo 33 diputados, 17 menos que Arenas, y con ello tuvo que lidiar hasta las elecciones de final de 2018, a las que llegó casi agotado y cuestionado internamente, con la dirección nacional preparando su relevo inmediato tras el 2D.

El giro de 2018

La historia política de Moreno cambia ese 2 de diciembre de 2018, cuando contra todo pronóstico, y con otro mal resultado (27 escaños), suma con Cs y Vox para arrebatar por primera vez en la historia de la autonomía el gobierno andaluz al PSOE. El reto de llegar a San Telmo, cumplido.

En aquella campaña Moreno se había encomendado a todos y todo. Entrenó su discurso, su forma de dirigirse y expresarse al público, contrató a un gurú, arriesgó subiéndose a un escenario a cantar, habló con una vaca (su «vaca talismán», Fadie) e incluso le pidió a unas señoras que iban a misa que también rezaran por él.

La apuesta era a cara o cruz, con la dirección de Pablo Casado esperando el batacazo. Aquella noche de diciembre, en la que Moreno estaba en la sede con un reducido grupo de apoyos, el suelo de la primera planta retumbó cuando le salió la cara de la moneda y le salieron las cuentas: sumaba con Cs y Vox.

Después vinieron tres años y medio de legislatura con Ciudadanos, partido al que el PP consumió desde la Junta de Andalucía, y con las amenazas no cumplidas de Vox como apoyo parlamentario. La etapa, dura en lo social y económico, fue triunfante a nivel político para Moreno.

El PP de Andalucía se unió a pesar de la importante disputa por el poder territorial andaluz con Casado. Además, poco antes de las elecciones de 2022, se produjo la mayor crisis nacional del PP, que acabó con Moreno liderando junto a Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso la salida del presidente que en su día quiso relevarle a él.

Desde la Presidencia de la Junta, en una legislatura marcada por la pandemia de la covid-19, Moreno consiguió protagonizar la gestión del Ejecutivo andaluz y dio un paso más en la historia política andaluza al lograr en 2022 la primera mayoría absoluta para los populares. Ese ‘efecto Juanma Moreno’ se notó y Andalucía, que históricamente se volcaba hacia la izquierda, perdió el miedo a la alternancia.

El futuro no está escrito

Desde la sede de la Presidencia de la Junta, Moreno se ha hecho fuerte como barón del PP, ha absorbido a los principales cargos de Cs y en su partido está en todas las quinielas como la ‘opción moderada’ si hay que buscar relevo a Feijóo, aunque él se afana en dejar claro que no tiene intención de dar el salto. Moreno ha avanzado que se presentará a una reelección en la Junta en 2026, aunque dos años en política son impredecibles, como podrían pensar Casado o el propio Feijóo cuando estaba en la Xunta.

Su éxito ha venido por el centro, captando a una parte del votante socialista, y en ese camino quiere mantenerse. Su PP no es el PP tradicional, es un partido que liga «a lo que son y sienten ahora la mayoría de los andaluces», también tirando de un «nuevo andalucismo«. Por el momento, desde Andalucía se ha convertido en una de las principales voces críticas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su enfrentamiento con el Ejecutivo central ha ido creciendo con los años, en ambas direcciones.

Juanma Moreno, que hizo parte de su carrera política en Madrid (incluso fue secretario de Estado), sabe que la política nacional actúa como una «trituradora» que no para, pero intenta esquivar cualquier atisbo que le sitúe en la carrera sucesoria. Sin embargo, el futuro no está escrito. Hace unos años, en la campaña de las autonómicas, Feijóo también era presidente de la Xunta y llegó a Andalucía a apoyar a Moreno: «Yo no me tengo que preocupar de Vox», dijo a EFE, ajeno a todo lo que le llegaría poco tiempo después.

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