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Hipertensión y Navidad: una pareja mal avenida a la que prestar atención estas vacaciones

Los excesos pueden pasar más factura de los que a priori pueden aparecer

Hipertensión y Navidad: una pareja mal avenida a la que prestar atención estas vacaciones

Un médico toma la tensión a una paciente | ©Freepik.

Hay parejas que indisolublemente asociamos a la Navidad. Algunas, por desgracia, no suenan demasiado bien. Es el caso del vínculo que encontramos entre hipertensión y Navidad. Una realidad triste y comprometida que, además, confluye con otras realidades como la del síndrome del corazón en vacaciones, del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

Lo perjudicial es que, en una sociedad que tiende a la hipertensión —como en las culturas occidentales—, determinados festivos no sientan nada bien. Un hecho constatable donde las costumbres sedentarias acaban redundando en determinados problemas vinculados con la salud cardiovascular. Ya no hablamos sólo de infartos y otro tipo de acontecimientos como las arritmias, sino también con otras situaciones como el sobrepeso o la obesidad.

Escenario que, por cierto, se acrecienta con la Navidad y con los excesos asociadas a este tipo de fiestas. Son numerosos los estudios que avalan de la insalubridad que suponen este tipo de celebraciones. Alcohol, grandes comilonas, consumo de tóxicos, mala calidad del sueño… Casi todo, si de salud hablamos, es un perpetuo llover sobre mojado en contra de nuestra salud.

Circunstancias que, además, han de ser cogidas con alfileres. La excusa de tratarse de acontecimientos puntuales a lo largo del año no exime de este riesgo. Lo cierto, si sobre el papel se colocan la hipertensión y la Navidad, es que no se trata de un esprín, sino de una carrera de largo recorrido que puede pasar factura.

Hipertensión y Navidad: una pareja mal avenida

Una mujer monta en bicicleta
Conviene mantener los hábitos saludables durante las fiestas. ©Freepik.

Insistimos en la cuestión de la recurrencia. No sólo se trata de que hipertensión y Navidad formen parte de un matrimonio mal avenido. Se trata de que los excesos acaban pagándose. De lejos viene la relación entre hipertensión y salud cardiovascular. Un hito que, insistimos, en determinadas épocas del año puede ser aún más severo.

Es lo que sucede en Navidad en gran medida, no sólo por los excesos, sino por determinadas relaciones consuetidunarias que asumimos. La Navidad, más allá de las vacaciones, puede suponer una alteración real de ciertos hábitos cotidianos. Algunos podrían ser saludables, pero lo cierto es que la Navidad tiende a multiplicar determinados riesgos.

Alimentos especialmente grasos o muy salados suelen forma parte de estas dietas navideñas. También, aunque a veces no sean tan notables, alteramos otros hábitos. Dormir mal o dormir menos es relativamente frecuente, a pesar de tener días de vacaciones. Además, se generan determinados desajustes que, por ejemplo, pueden pasar facturar al prescindir de determinadas medicaciones u olvidarlas.

Como es lógico, hay otros matices que han de importarnos. La Navidad, aunque no lo parezca, puede ser un elemento que aumente nuestros niveles de estrés. En un sentido parecido, también puede implicar una mayor cantidad de alcohol ingerido y, en cierta manera, cambios en hábitos más saludables. La hipertensión y la Navidad pueden también suponer una modificación de ciertos hábitos saludables como el deporte, el cual podría pasar a un segundo plano durante estas fechas.

Cómo controlar la hipertensión en Navidad

Una mujer se toma la hipertensión en Navidad
Las personas con tensión arterial alta deberían extremar las precauciones durante la Navidad. ©Freepik.

Manejar la hipertensión en Navidad, si cumplimos con determinadas pautas, no debe ser complejo. Lo más evidente es no descuidar los hábitos saludables. Tampoco las medicaciones. Además, otra de las realidades está en la constatación de un hecho: mantener la adherencia a ciertas costumbres positivas.

Por contra, abrir la veda navideña al descuido nos puede pasar factura. Sobre todo, si, insistimos, ya hemos tenido avisos relacionados con la hipertensión. El mito de ‘por un día no pasa nada’ no se debe tomar al pie de la letra cuando hablamos de hipertensión arterial y Navidad. Es una relación de largo recorrido donde, aunque solo sea un día, un exceso extra puede pasar factura.

La hipertensión, como diferentes organismos avalan, está detrás de la mayor parte de los accidentes cardiovasculares, así como tener relación con la insuficiencia renal o los derrames cerebrales. Consecuencias que la OMS remarca al comprender los riesgos de la hipertensión. Por eso, la precaución en determinados ámbitos es primordial. Minimizar los episodios de estrés, mantener una buena calidad del sueño y seguir haciendo deporte deberían ser fundamentales.

En un sentido parecido, vinculado a las grandes comilonas de la Navidad, hay que aumentar el control. Un exceso de alcohol, de grasas o de alimentos especialmente salados o ricos en sodio podrían ser riesgos añadidos para la hipertensión. Junto a ellos, otros extras como el consumo de tóxicos como determinadas drogas también deberían —más que nunca— vetadas.

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